¿Debo apuntar a mis hijos a cursos de natación?
Esta pregunta sólo tiene una respuesta, SI, SI y SI. ¡Y cuanto antes mejor!
El medio natural del feto es el agua, hasta que nace, nada en el líquido amniótico y no se ahoga. Un niño recién nacido tiene todavía activo un reflejo que le cierra la glotis en un entorno líquido, no se va a ahogar por respirar agua, eso sí, se puede ahogar por falta de aire. Por tanto, en cuanto se considera que el sistema inmunitario del bebe está preparado, un bebe, se relajará en la piscina. Los cursillos se desarrollan con uno de los padres por niño y esto hace que el vínculo padreo madre-hijo sea intenso. Siempre que el adulto se sienta relajado en el agua, el bebé lo estará.
Una vez deja de ser bebé, el niño ha de aprender un mínimo para mantenerse sobre el agua, todos los veranos ocurren accidentes con niños en piscinas. Tenemos mucho cuidado y los cuidamos muy bien, pero puede pasar que el niño se acerque en exceso a una pileta, son curiosos. Y si el niño está tranquilo, aguantará sobre el agua, evitaremos disgustos. No olvidemos que la superficie terrestre está en gran parte cubierta de agua.
Pasando a un nivel más avanzado, la natación va a ayudar al desarrollo muscular, físico y psicosocial del niño. Va a ganar fuerza y destreza, coordinación.